Exceso de móvil para las mañanas nubladas, desiertas y silenciosas.
Dar cobijo al vacío, espacio al “no ruido”.
Desmadejar la mente, tirar por la borda palabras. Acunar la tranquilidad en un otoño de desasosiego, amar la luz que nos otorga y concede el gris y la oscuridad.
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