Acrílico sobre tabla
70x50 cm
Siempre he sentido fijación por las casas abandonadas, me fascina la belleza de la decrepitud, y agradezco cada día esa capacidad mía de ver lo que no se ve. Pienso en la historia de
esas casas, en los retazos de vida pasada, que guardan sus paredes derruidas, y
en los nuevos secretos que en la actualidad albergan, ocupadas por parias que
se encuentran al margen de una ciudad
que emerge a costa de la involución de otros.