A menudo te imagino
sentado frente al mar
con esos ojos profundos
clavados en la luna de par en par.
A menudo veo tu pelo
movido por la brisa nocturna
rozando tu cara morena
descansando en tu espalda de sal.
A menudo pienso en tu boca
sonriente y tranquila
ladrona del brillo de las estrellas
que envidiosas y enfadadas fugaces protestan.
A menudo veo tu nariz
dibujada con gran perfección
y esas pestañas que casi en ella se ciernen
cortinillas que esconden un tesoro, que lo sé yo.
A menudo pienso en tus manos,
manos que sin serlo, son de escultor,
pues esculpen mil verdades,
y en mi lecho tallan el amor.
A menudo golpeas mi mente.
A menudo reinas mi corazón.
A menudo tu vida es la mía.
Siempre en mis entrañas te hallas tú, te hallo yo.
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