Hoy me he despertado entre versos,
verborrea incesante que escupir en mi cama.
La palabra se disgrega en mi manta.
Voy recogiéndolas con mis manos,
mi bolígrafo no logra alcanzarlas.
Mis pies notan el suelo frío,
corro a por el cuaderno.
Cuando llego es tarde,
ya ha ocurrido el genocidio.
Intento reavivarlas, más no lo consigo.
El edredón conserva sus huellas,
la palabra "tarde" palpita en mi lecho,
aguarda unos segundos antes de pasar al mundo de los muertos,
a la vida del olvido.
1 comentario:
El bolígrafo y el cuaderno en la mesilla de noche. Imprescindible. La próxima vez pillas las plalabras infraganti. Aunque nos conformamos con el poema explicativo, de momento.
Saludosssssssssssssssssss
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